viernes, 28 de enero de 2011

Yo como más azucar y dejé el vinagre, ¿y tú?

He vuelto a leer una reinterpretación de la misma maltrecha idea: persigue tus sueños.

Ahora lee atentamente, no es un mensaje de desesperanza : seguirlos durante un rato no sirve, perseguir tus sueños no es suficiente. No perder la esperanza como único intento, es un fracaso.
Así de claro.

Trabajar duro es la clave; levantar tus sueños en lugar de creer que eres tú quien tiene que subir arriba para alcanzarlos. No hay que endurecerse, no es necesario obcecarse ni encerrarse; pero suspirar mirando por la ventana y repetir cuánto te gustaría y todo lo que darías por ello sólo te convierte en un cero a la izquierda que mira por la ventana y suspira.

Todo el mundo tiene deseos, metas, utopías... y al fin y al cabo todo sirve para lo mismo: para seguir caminando. Pero hay quien arranca con tranco firme, pisando fuerte, para que se vea por donde ha pasado; disfrutando del camino y cambiando lo que no le gusta, dejando su firma y su esencia por donde anda. Y hay quien pasa lloriqueando, persiguiendo algo que quizás no exista en lugar de mirar donde está, aprovechar lo que tiene y construir lo que quiere; son los que creen que van a rebasar el horizonte, algún día, y que allí estará lo que sea por arte de magia. Ya adelanto que no, no va a ser así.

Por suerte o por desgracia el ser humano es así.
Así lo creemos, idealizamos nuestra vida hasta límites insospechados. Culpamos al tiempo cuando pasa y cuando no lo hace, sin darnos cuenta de que es un mero pretexto que inventamos nosotros para poder crecer; y es entonces, cuando hemos crecido, cuando nos damos cuenta de ello: que nunca pasaremos el horizonte que vemos, que hemos ido superando muchos otros, que el mejor de los sueños es el camino que hemos ido labrando.
Lo mejor que cualquiera de nosotros puede imaginar es una vida plena, una familia, su gente, todos los momentos en los que podría haber dicho "soy feliz" sin tapujos... y, por norma general, solamente somos capaces de hacer recuento cuando ya casi se nos han acabado los pretextos para seguir creciendo.

Que lo mejor de la vida es vivirla y a quien pasa de largo alternando las miradas al horizonte y a su ombligo, donde está el sueño propio que persigue, no le prestamos atención porque no nos la presta.
Dejar que el tiempo te meza, que la vida te dibuje, que el resto de vidas te toquen... todo el mundo necesita motivaciones, sueños, pero casi nadie considera que poder decir bien alto "he sido feliz" sea el más valioso de todos.



"Debe ser difícil entenderme, no hablamos el mismo idioma, pero entre cada punto y cada coma está mi alma. Eso no necesita traducción, el mejor perfume es nuestra esencia."

No hay comentarios:

Publicar un comentario