martes, 25 de enero de 2011

Sube un poco más la música que aún puedo oírme la conciencia.

Tápate los oídos, vas a tener que hacerlo con fuerza porque cuesta dejar de oír el mundo; a pesar de que dejaste de escuchar hace bastante tiempo.
Aprieta fuerte, pero no tapones del todo o tus pensamientos sólo podrán dedicarse a reverberar ahí dentro antes de que te acabes volviendo loca.
Y sabes que es cierto; hacer oídos sordos no sirve de nada. Y comportarse como una ciega rotunda tampoco.

Tápate la boca, tres monas en una; acaba de censurarte, tampoco queda tanto.

¿Cómo se puede querer estar tan ciega?
Sabes que soy muy racional, pero me desespera ver que eliges todas las opciones que te van a hacer perder a quienes todavía están  dispuestos a escucharte, ayudarte y a quienes todavía puedes echar de menos.
Y, adiós al protocolo, me jode. Me jode que no tengas a quien echar de menos, nadie más excepto a tu novio, nadie a quien quieras ver los fines de semana. Y me molesta más que no lo aceptes.
Y me joderá en sobremanera ser a quien llames y ser quien te consuele, porque soy así y no tengo estómago para dejar de lado a quien me venga a buscar.

Y finalmente harás como que no ha pasado nada, te darás otro morrazo, me volverás a llamar, seré sincera contigo y llorarás con tu novio... Es lo que mereces.

Buscarás conocidos y lugares con la música bien alta para acallar los malos recuedos; y, cuando no salgas con nadie, tratarás de ahogarlos con lágrimas.

Te lo he dicho miles de veces: estas perdiendo a tus amigos, a tu gente; pero yo no puedo hacer nada por tí y me he cansado de intentar abrirte los ojos.

2 comentarios: